Manifestaciones gastrointestinales y hepáticas de COVID-19 en niños
Resumen
SARS-CoV-2 es un virus de alta estabilidad ambiental. Es principalmente un patógeno respiratorio que también afecta el tracto gastrointestinal. El receptor ACE2 es el principal receptor de SARSCoV-2, hay evidencia de su elevada presencia en intestino, colon y colangiocitos; igualmente se encuentra expresado en hepatocitos pero en menor proporción. SARS-CoV-2 tiene un tropismo gastrointestinal que explica los síntomas digestivos y la diseminación viral en deposiciones. Las características de SARS-CoV-2 incluyen a la proteína S (Spike o Espícula) que se une de forma muy estable al receptor ACE2. La infección por SARS-CoV-2 produce disbiosis y alteraciones en el eje pulmónintestino. A nivel intestinal y hepático produce una respuesta Linfocitos T evidente y una respuesta de citocinas que producirían daño intestinal inflamatorio. Las manifestaciones a nivel intestinal en orden de frecuencia son pérdida de apetito, diarrea, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Éste último podría ser un marcador de gravedad. En niños la diarrea es habitualmente leve y autolimitada. A nivel hepático la hipertransaminasemia ocurre en 40-60% de los pacientes graves. SARS-CoV-2 puede permanecer en deposiciones un tiempo más prolongado que en secreciones respiratorias, este hallazgo influiría en la diseminación de enfermedad. En esta revisión se destaca la importancia de efectuar un reconocimiento precoz de las manifestaciones gastrointestinales y hepáticas, aumentar el índice de sospecha, efectuar un diagnóstico oportuno y reconocer eventuales complicaciones de la enfermedad. La potencial transmisión fecal oral puede influir en la diseminación de enfermedad. Reconocer este hallazgo es importante para definir aislamiento.
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